sábado, 15 de noviembre de 2008

Las Relaciones Familiares en la Adolescencia


En las primeras etapas de la vida familiar, cuando un bebé llega a casa, todo es amor y atención. Las conductas más perturbadoras le son perdonadas pues es demasiado pequeño para saber lo que hace. Sin embargo, alrededor del tercer año, sus relaciones con los otros miembros de la familia empiezan a modificarse y aparecen las primeras prohibiciones y los castigos.
Conforme avanza el desarrollo del niño, sus relaciones familiares tienden a empeorarse por la autonomía de pensamiento y acción que hace que parezca más impertinente, pero cuando llega la adolescencia las fricciones con todos los miembros y en especial con los padres, alcanza su máximo grado.
Ahora que ya has crecido físicamente también tienes nuevas habilidades intelectuales que te permiten entender cosas más complejas y abstractas, te empiezan a interesar personas del otro sexo y el tipo de relación que llevabas con tus padres también sufre un cambio. Tus nuevas capacidades te hacen ver y vivir tu vida familiar de manera diferente. Antes veías a tus padres como unos super-héroes, querías ser como ellos cuando fueras grande, eran sabios e inteligentes y ahora esa concepción ha cambiado. Lo ves como a seres humanos comunes con los que te resulta cada vez más difícil hablar, entenderlos y que te entiendan, te das cuenta que a veces se equivocan y cometen errores.
Todos estos cambios propios de la adolescencia hacen que te vuelvas más silencioso y poco dispuesto a cooperar en las tareas del hogar. Tus padres empiezan a criticar y a castigar esa conducta y es cuando empiezas a pensar que nadie te quiere y que nadie te comprende.
Ahora sientes la necesidad de separarte cada vez más de esas ligas familiares y quieres sentirte tú mismo, probarte, experimentar de qué eres capaz, pasar más tiempo con tu amistades e iniciar noviazgos. Todo esto que te pasa es parte del desarrollo normal del adolescente y de alguna manera lo viven todos.

No hay comentarios: